Laura Rebolloso, Miguel Ramírez Martínez y Emilio Bozzano Azpiri han sido los ganadores por México de la 8va edición del Premio Ibermúsicas a la Creación de Canción 2021
En esta edición fueron recibidas 914 propuestas de toda la región en una gran demostración de la riqueza de nuestras músicas, la diversidad de los recorridos estéticos y las increíbles sonoridades de Iberoamérica. Todas las obras fueron presentadas bajo seudónimo y analizadas mediante un sistema de evaluaciones cruzadas por el cual un jurado, compuesto por destacadas y destacados artistas, periodistas musicales y productores fonográficos de un país, calificó las postulaciones presentadas por otra nación. En el caso de México, las obras fueron evaluadas por un jurado de Uruguay.
Laura Rebolloso
Laura Rebolloso es compositora, ejecutante de leona y jarana; versadora y educadora musical. Desde los nueve años se inició en el estudio de la música mexicana con la guía de Gonzalo Camacho. Estudió música mexicana en los talleres de la UNAM de Guillermo Contreras. Concluyó la Licenciatura en Educación Musical en la Universidad Veracruzana y la maestría en Educación, en donde enfocó sus trabajos en la enseñanza-aprendizaje del son jarocho. Radica en Xalapa, Veracruz y en los últimos años ha viajado frecuentemente a Tijuana, San Diego, Los Angeles, San Francisco, Seattle, Portland, Boston, Chicago, Nueva York, Paris, Barcelona, entre otros lugares.
Ha realizado varias producciones discográficas con sus composiciones. “Cascabel en mis venas” 2011 con piezas acerca de la maternidad, el parto y la muerte. Este disco fue presentado en CDMX por el compositor Arturo Márquez y Guillermo Contreras, en Xalapa por Gonzalo Camacho y el poeta José Luis Rivas. Así mismo en 2013, concluyó el disco “Por la Esperanza” de México, producido por Greg Landau, que incluye sus composiciones y sones temáticos. Su más reciente producción se llama “Sones y canciones para reverdecer” producido por Felipe Fournier en N.Y. Ha realizado giras presentando sus piezas en muchos festivales, teatros, universidades, centros culturales, foros alternativos en varios lugares de México, Estados Unidos, Venezuela, Canadá, Francia y España.
“La letra de “Danza en tiempos” está en décima espinela que es una forma poética que practicamos mucho en donde vivo, que es Veracruz, sé que la décima espinela se cultiva en muchísimos lugares de Iberoamérica. La rítmica está basada en diferentes patrones del repertorio de sones jarochos que se zapatean. La letra de la canción refiere acerca de estos tiempos de cambios, de retos, de “nos queda lo que nos queda y debemos seguir”, si es con más esfuerzo que antes…lo debemos hacer”.
EN 2016 el Circo de Soleil incluyó su pieza “La Lucha” para su producción LUZIA Ha ganado varias becas de composición: Músicos Tradicionales 2005, para componer nuevos sones. Auditorio Nacional María Grever 2012. INBA 2013. Algunas de sus actividades académicas: Panel con Susana Baca , la mujer y la música UW 2010, Panel sobre música y comunidad en Universidad de Texas 2006. Arte en la Frontera. Fandango Fronterizo FIL UV. 2017. Ha impartido clases y conciertos en la Universidad Veracruzana, Universidad de Guadalajara, Benemérita Universidad de Puebla, Facultad de Música UNAM, UW, UCLA, UC Santa Cruz, Stanford, Cornish College of Arts, Berklee College of Music, New England Conservatory, Paris 104, talleres en Barcelona, entre otras universidades. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en México.
“Me gustan las convocatorias del Programa Ibermúsicas y la presencia de mujeres dentro de las becarias y de los proyectos que difundí”.
Miguel Ramírez Martínez (Kaminador)
Compositor de canciones originario de la Ciudad de México, Miguel Ramírez Martínez es integrante de una generación de autores alternativos en el canto popular mexicano. Es fundador del Colectivo Artístico el Cerrojo, organización autogestiva que congrega a diferentes exponentes de la canción independiente a nivel de México e internacional. Formado como músico de calle, de donde proviene su apelativo Kaminador, Miguel Martínez desde el año 2000 a la fecha canta sus propias canciones de sonido alterlatino que con efusivo ataque a la guitarra logra una atmósfera percusiva y de trance. A través de la fusión de ritmos latinos y rock aborda temáticas sobre el vacilante camino del alma por las etapas de la vida con sugestiva lírica que combina expresiones cotidianas, simbólicas y poéticas. Su estilo de canción fluye a veces áspero y frenético construyendo imágenes inquietantes.
Con su canción “Mitztemoa Noyollo” (2022), obtuvo el Premio Ibermúsicas a la Creación de canciones 2021.
La canción Mitztemoa Noyollo (Mi corazón te busca) fue escrita en un lapso de aproximadamente cuatro meses, está inspirada en una intensa y bella historia de amor que viví; en esencia refiere a un amor que fluye aún a la distancia, al amor como un arte, como un estado de conciencia y como una energía que se propaga como la luz y el sonido. De alguna manera también la canción está impregnada de la experiencia que tuve al investigar y trabajar con comunidades hablantes de lenguas mexicanas amenazadas; he procurado incorporar expresiones que refieren a la tradición mexicana, a sus sabores y configuraciones del lenguaje en la que los elementos de la naturaleza como el viento, la tierra o el agua están siempre presentes. La canción en su versión final tiene una parte cantada en náhuatl con variante regional de la huasteca potosina, una traducción en la que me apoyó David Marcelino Cayetano, nahua hablante y habitante de aquella región. Por lo que en esta canción existe una propuesta en la que la propia musicalidad de la “Lengua suave” (náhuatl) resignifica y amplifica el sentido y profundidad de la letra, ya que desde la etimología de las palabras en esta lengua se puede notar la riqueza que añade la traducción en el contexto y alcance del mensaje. Cabe mencionar que el tema bilingüe expresa después de la estrofa cantada en náhuatl el texto en castellano. Este tema pertenece a una etapa nueva como compositor, tras haber publicado el álbum “Suerte de Muerto en 2019”.
Miguel Ramírez Martínez cuenta con varias producciones independientes, entre las que destacan los LP “KDB” (2017) y “Suerte de Muerto” (2020).
Actualmente presenta el recital “Rock Latino y otras yerbas” que consiste en un recorrido sonoro por diferentes autores y ritmos de Latinoamérica así como temas canciones originales pertenecientes a los LP “Suerte de Muerto” y “KDB”, y del álbum “Canciones populares en lenguas originarias,” del cual es coproductor. También ofrece que se nutre de estos ritmos e influencias en los que alterna expresiones que van desde el takirari, el joropo, la zamba, el sangueo y la milonga, pasando por el el son cubano, la mazurca, el huapango, el son jarocho, el folk, el rock, el blues y la poesía en voz alta.
Ha alternado y colaborado con importantes artistas de la canción mexicana como Rafael Catana, Mauricio Díaz, León Chávez Teixeiro, Yahir Durán, Gerardo Enciso, Leticia Servín, Francisco Barrios, Juan Pablo Villa, entre otros. Así como en proyectos con invitados internacionales como Alelí Mesa (Colombia), Marcelo Santana (Brasil), y Clara Cantore (Argentina). Así como con personajes del medio literario y periodístico como María Hernández F. Escritora e investigadora (Barcelona, España).
“En la versión final de “Mitztemoa Noyollo” participan los músicos Jonatan Díaz en el bajo y Yonni Miranda en la batería. Se puede apreciar una fusión de elementos del guaguancó, el rock, el canto ritual, y el sabor afrolatino que generan una música que inspira al movimiento. Es un tema que podría bailarse de muchas maneras dado que es el ritmo lo que sostiene mayormente a esta canción. Por lo que respecta a la armonía, consta de un ciclo armónico sencillo que reposa en un acorde menor, evocando lejanías. Fluyen las notas de la melodía en un discurso constante, intenso y frenético que sin necesidad de ampliar el abanico de colores permite enfocar la atención en la letra que se desarrolla sobre la riqueza rítmica de la percusión de la cual la guitarra también es parte”.
“El Programa Ibermúsicas me parece genial, necesario e inspirador. Es punto de encuentro y plataforma para el apoyo real de los artistas. Agradezco ser parte de esta experiencia y recomiendo a los colegas que se acerquen a este Programa. El beneficio económico me ayudó a mejorar mi trabajo en lo técnico y en la producción, así como poder invitar a músicos colaboradores de gran talento”.
Emilio Bozzano Azpiri
Emilio Bozzano Azpiri es músico e intérprete con más de veinticinco años de experiencia en música popular mexicana. Sus inicios en los escenarios se remontan al año 1992 en Xalapa, Veracruz, junto a la agrupación coral La Pequeña Cantoría, a cargo de la maestra Ana María Elgarte, donde participó como miembro del coro y como solista en festivales nacionales e internacionales. Asimismo, participó como cantante invitado en la Orquesta Sinfónica de Xalapa (con la que presentó las óperas Carmen de Bizet, Carmina Burana, La canción de los bosques de Shostakóvich y Turandot de Puccini), la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México y la Orquesta Filarmónica de la UNAM entre otras.
Su interés en el estudio y desarrollo del Son jarocho, a través de la jarana como instrumento solista, lo han llevado a ampliar sus posibilidades de expresión y a la innovación en sus propias creaciones, poniendo como meta romper las limitaciones impuestas tradicionalmente en dicho cordófono, buscando desarrollarlo como un instrumento de inmensas posibilidades y facultades tanto melódicas como armónicas capaces de intervenir en cualquier género musical.
Comienza sus estudios en la jarana, alrededor del año 1991, bajo la tutela de los maestros Ramón Gutiérrez y Laura Rebolloso (Son de Madera), con quienes ha participado en diversos escenarios y grabaciones.
“La letra de la canción fue escrita un domingo a mediados de julio del 2020, en la CDMX. Estábamos en plena pandemia. Por los parlantes de alerta sísmica del centro de la ciudad sonaba una voz cada media hora que rezaba “Esta es una zona de alto contagio ” y en cada esquina había carteles amarillos con la misma leyenda. Un domingo, a medio día en lo que serían vacaciones de verano, después de dos semanas de no salir de casa ni a la esquina, decidí salir a caminar por los alrededores para estirar un poco, para ver algo más que las paredes de casa. Todo se veía cerrado y el corazón de la segunda ciudad más poblada de latinoamérica se sentía triste y apagado. A un par de cuadras llegué a Madero, la calle que va del Palacio de Bellas Artes al Zócalo capitalino y quizá una de las calles peatonales más vivas de esta ciudad. Al llegar a la esquina, la imagen me quitó el aliento, nunca en mi vida había visto esa calle así un domingo a mediodía; al fondo, se veía el zócalo desierto, todos los locales cerrados, ni un alma en cualquier dirección y el silencio. Esa imagen me golpeó de frente y me sacó el aliento. tome una foto, comencé a caminar de vuelta y en el camino se fue tejiendo en mi cabeza una letra “Que no se nos cierre el mundo, por que el día se nos nubló” así se formaron las dos décimas que conforman la parte principal de la letra. Me imaginé en el mar, que todo cura, con sus olas que dan alegría al darnos de frente, que se bebe las lágrimas y las hace una parte suya. Al llegar a casa, ya estaba la letra en el aire, tomé la jarana y comencé a ponerle la música que me sonaba en la cabeza”.
“El alma de la música se dio casi sola en ese primer día, llegué a casa y grabé con el móvil ese primer ejercicio de canción tomando como base rítmica el 6/8 del son jarocho. Entré a mi home studio y comencé a grabar las ideas con mi jarana, un viejo Fender Bassman, una guitarra Gibson Tenor y mi voz, doblando voces para coros, no quería perder la idea que ya tenía en mente. Por azares de la vida, al día siguiente me contactó la maestra Iraida Noriega que me preguntó cómo estaba pasando la pandemia, así que le mostré la canción que había hecho el día anterior. Mi sorpresa más grande fue que la maestra me pidiera grabar este tema conmigo si algún día llegaba al estudio.
Emilio Bozzano Azpiri compuso e interpretó música para teatro, cine, televisión y radio. Su música es parte de bandas sonoras en películas como “¡Órale Güey!” y “Victorio”. Participó con el tema “Alebrije” en la serie televisiva “María de todos los Ángeles”, transmitida a nivel nacional y acompañó a Natalia Lafourcade en el tema “Mi tierra Veracruzana”. Ha colaborado con diversos artistas como la mencionada Natalia Lafourcade, Vanessa Zamora, Son de Madera, Iraida Noriega, Coro Acardenchado, Raúl Rodriguez (Son de la Frontera), entre otros. Es fundador, compositor, director, jarana y voz principal, desde hace más de dieciocho años, del grupo veracruzano de música folk “Macuiles”, con quienes ha compartido escenario en festivales internacionales con artistas de la talla de Gustavo Santaolalla, Eduard Shape o Jack Jonhsson.
Dirigió el proyecto Mariachi de montaña de 2015 al 2018, experiencia de inmersión musical comunitaria, en el poblado Agua de los Pescados, Veracruz, en coordinación con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas – CONANP. Actualmente, se encuentra terminando su primer disco solista, titulado Romper el Miedo, gracias al apoyo de PECDA – FONCA, creando una serie de canciones cuya temática aborda diversos tópicos de violencia.
“Algo que quería lograr con este tema era que el instrumento principal fuera la Jarana Jarocha, buscando sacarla de su papel como instrumento armónico de base y poniéndola como melódico principal. El contrabajo estuvo a cargo de uno de los mejores bajistas de este país. El maestro Aaron Cruz quien re-interpretó la idea original de forma excepcional. El maestro Abraham Rendón aportó enormemente con la guitarra y parte de la dirección durante la grabación. En la percusión se buscó contar una base “etérea” pero firme teniendo de nuevo el “Café con pan” del son jarocho para aterrizar, ahí el maestro Anibal Garcia Saint-Charles en el Udu drum”.
“Apoyos como los que brinda el Programa Ibermúsicas ayudan a que los artistas tengamos una mayor competitividad, seamos más profesionales y son vitales para lograr materializar nuestros sueños creativos”.